Los colores de la montaña

Ahora mismo el diluvio universal humedece Bogotá. Me encanta perderme en la observación de la transformación que -a través de la lluvia, los pocos pero agradecidos rayitos de sol o el grisaceo de su cielo- sufren los colores de la montaña. Sutilezas complejas, churriguerescos detalles que componen esta ciudad, este país, los cuales se nos escapan cual papalotl en celo, y dibujan en este lugar cartografías sumamente difíciles. ¡Apasionantes!

MUTAN los cerritos.

MUTA Colombia.

MUTO yo.

Y me inmuto, y esputo, y disfruto. Todo a la vez. A veces llega a resultar cansino, sí, ya lo saben: “me zumba la cabeza con lo contradictorio / estoy norteada por todas las voces que me hablan simultáneamente”, como decía Gloria Anzaldúa en el poema que les pegué acá abajito en el blog. No he sido educada para transitar, y aún así lo hago, ¡pero me cuesta tanto gestionarlo! Y ahí ando, digiriendo, organizando, intentando entender(me). Sobre todo tras aquel duelo... Colombia es la ducha ideal -a veces helada, a veces calentita y gustosa- para hacerte despertar. Mmmm... ¿qué hora es? ¡5 minutitos más, 5 minutos más!

Voy mutando

VERDE CAQUI: Mmmmmm.... Empieza el juego político y soy feliz, súmamente feliz. Ahí estábamos, rodeadas de mujeres y bolleras fuertes y cañeras. La primera acción política pública (ya la saben, nenas, lo personal también es político), una acción contra el procurador: "monseñor procurador se equivocó de profesión". Y allí estábamos muchas, con casualidades brutales!! Encuentro con una colega de Madrid, con otra amiga de amiga, un conocido de Sevilla... trobades interplanetàries! En fin: "momentos periférica" que los llaman...

MARRÓN OSCURO: Porque, señoras, vivo en un país EN GUERRA, por mucho que intenten escondérnoslo: “falsos positivos”, “BACRIM”, “grupos de limpieza social”... buagggh!!! una densa lista de eufemismos (mucho más que eso, puritas mentiras) que pueblan los medios, las calles y los imaginarios, puritas mentiras para no nombrar, para desaparecer, para neutralizar un poder asesino.

AMARILLO VERDOSO: Me lleva al sur y to su arte!! Y me transporta a los brotes de soja descuajaringaos que son mis raíces. Y sonrío a la cámara. Y me coloco el traje de flamenca y el pasamontaña, con la kaótika Meri, Juan-por-dios-y-la-lupe-de-chueca y la prima ernesta, y me lanzo a la feria a performar la grandísima sinvergüenza que llevo dentro. Y me lo paso como nadie puede imaginar. ¡Saudade!

Pues que estoy muy bien, amores, cargada de intensidad, aprendiendo mogollón, compartiendo este proceso con gente lindísima (Rocío sigue siendo mi gran compinche y cómplice! Y Mar mi cotidiano hermoso). Me siento muy acompañada, por gentes de aquí y de allá, y eso me está haciendo sentirme grandota (y me encantan las grandotas, ya sabéis). Disfruto sin dejar de ser crítica y mirar más allá de aquello que mi vista alcanza a ver (no podría disfrutar sin hacerlo; no me gusta neutralizar lo negativo; considero fundamental explicitar los conflictos). Disfruto, sí, aunque tenga tusa y a veces todo es paila. Pero la mayoría es severo y bien áspero. Y me encuentro con gomelos que me tocan la moral (el coño no) o tremendos trancones que sorteo como puedo. Pero todo bien bacano! (yeah, colombian style)

Muevo la cola como una perritaaaa! Os mando muchos besos! Y me voy al concierto de la Mojarra eléctrica! Y pronto al de la 33! (cada día amo más -aún- más música de este país). Y mañana asamblea del colectivo. Esto es un no paraaaaaaaar!